Introducción
En la sociedad moderna, la Biblia ha sido estigmatizada por la crítica
como un libro centrado en el sexismo masculino, lo cual no es cierto.
Tal concepto es la
consecuencia de la errada interpretación y también en muchos casos de la
falta de exactitud en la traducción.
Las mujeres consideradas en este estudio son mencionadas en orden cronológico:
La Primera Mujer: Adam,
es decir, Havah
La Primera Mujer: Adam, es decir, Havah Este título puede parecer blasfemo para las personas religiosas conservadoras y legalistas, sin embargo, es bíblico. No obstante, tampoco las adeptas al movimiento feminista tienen algún motivo para exultar. No estoy diciendo que Adán era una mujer. Consideremos lo que las Escrituras dicen acerca del primer ser humano: Entonces Elohim dijo, «Hagamos a Adam a Nuestra imagen,
conforme a Nuestra semejanza: y tengan dominio sobre los peces
del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre los animales, y sobre
toda la tierra, y sobre todos los seres que se mueven en la tierra». Elohim
creó a
Adam a Su imagen. A la imagen de Elohim lo creó;
varón y hembra Él los creó.
Ésta es una
traducción literal
del texto original hebreo. Lamentablemente, en castellano no hay una
expresión apropiada para la palabra hebrea “adam”, y en las versiones
de la Biblia ésta es traducida como “hombre”, la misma
palabra que se usa para
indicar una persona de género masculino. En realidad, el término equivalente
a adam
es “ser humano”, “persona”, más bien que hombre.
La palabra hebrea para hombre – persona de sexo masculino –
es “ish” (Génesis 2:23). “Entonces
HaShem Elohim hizo caer sueño profundo sobre Adam, y mientra éste dormía;
Él tomó uno de sus costados, y cerró la carne en su lugar. Y del costado
que HaShem Elohim tomó de Adam, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. Notar
que Elohim no creó a la mujer, ella ya había sido creada.
Elohim simplemente separó el Adam original en dos seres, uno de cada
género. Sin embargo, las traducciones más comunes hablan de una “costilla”, término
que no es usado en el texto original hebreo. La palabra en cuestión es “tzela”,
que no lleva el significado de costilla en el lenguaje bíblico. La
traducción correcta es costado, o pared lateral, todo el costado de Adam,
no sólo un hueso. El término tzela implica una igualdad con el
todo, una pared portante. A una tzela corresponde otra tzela
igual, de la misma manera que en un edificio a cada pared lateral corresponde
otra pared lateral igualmente importante, en el lado opuesto. Ciertamente
un hombre puede vivir sin una o dos costillas, pero no sin la mitad de
su cuerpo… El
Creador no tenía intención de hacer que el hombre fuese independiente de
su
“costilla”, sino que fuese incompleto sin ella, y ella sin él,
como una mitad le falta a la otra. Y
dijo
HaShem Elohim: «No es bueno que Adam esté solo; le haré ayuda idónea para
él». Los
términos aquí traducidos como “ayuda” e “idónea”
en el texto hebreo son las palabras “ezer k’negdo”,
que llevan el significado de igualdad y no subordinación. El término “ezer”,
generalmente traducido como “ayuda”, se aplica a Elohim más
de una vez, por
ejemplo: Y dijo HaShem Elohim: «No es bueno que Adam esté solo; le haré una ayuda como él, igual a él, idónea para él, y opuesta a él». ¿Qué significa ésto? Que el hombre Adam tenía de frente a él un perfecto complemento, alguien que era lo que él no era, que era diferente en todo, no sólo en sexo sino también en pensamientos, sentimientos y conducta. De ésta manera, ellos podían amarse, darse, desearse recíprocamente. El Creador hizo esto al propósito, para que ambos fuesen interdependientes entre sí, uno tiene lo que el otro necesita, y los dos son incompletos por sí mismos y pueden ser completos sólo cuando son de nuevo uno .
Volviendo a Génesis 2.22, acerca de la formación de la mujer, dice: Dijo
entonces Adam: «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne;
será llamada Mujer, porque fué tomada del Hombre». Cuando el hombre Adam la vió, reconoció que ella era parte de su propio cuerpo, compuesta con sus huesos y carne. Esto es lo que la expresión significa en hebreo. Entonces él la llamó “ishah”, porque era tomada de sí mismo, que desde aquél momento pasó a ser “ish”. Ambos eran la misma persona, ahora distinguida en varón y mujer. El hecho que haya dos relatos paralelos de la formación de la mujer también ha generado una interpretación especulativa, que es el Mito de Lilith, considerada como la primera mujer que fué creada en Génesis 1:27 y la primera esposa de Adán, de la cual él divorció, y entonces Elohim formó una segunda, la de Génesis 2:22, que es Havah. Tal teoría carece de fundamento y es indigna de ser tomada en consideración. Génesis 5:1-3 identifica a la primera mujer que fué llamada Adam en el día en que fueron creados como la madre de Seth, por lo tanto, ella no era otra que Havah, y no una supuesta primera consorte. De hecho, el Mito de Lilith fué inventado para justificar la sumisión de la mujer, alegando que la primera, habiendo sido creada con Adam, era igual a él y por eso la rechazó, entonces, el Creador hizo otra que fuese sujeta al hombre. Es una estúpida leyenda que no merece ningún crédito. «Por lo tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá
a su mujer, y serán una sola carne» Es
evidente que la sociedad patriarcal no había sido considerada en el plan
original de Elohim: el hombre, que ya tenía una noción de “padre y
madre”
aún cuando no los tenía, reconoció cuál era la regla natural: que la nueva
pareja viviera por su cuenta. Ninguno de ellos pertenecería a la familia
del otro, sino que serían una nueva unidad. De hecho, lo que realmente
sucedió a lo largo de la historia es lo contrario de lo que el hombre
dijo, como
usualmente es la mujer quien deja a su familia y se une no sólo a su
marido, sino también a la familia de él. El primer mandamiento que Adam recibió de Elohim fué el siguiente: Y
Elohim los bendijo; y les dijo Elohim: «Fructificad, y multiplicaos,
y llenad la tierra».
Mientras Adam era uno, él/ella se habrá sentido completamente incapaz de
cumplir con este
precepto, hasta que la mujer fué formada. Tan pronto como la vió, él
entendió que “serían una sola carne”. Este concepto
es auto-explicativo,
extremadamente claro: “una carne” significa relaciones sexuales,
cópula. Ellos eran ya uno en espíritu, pues ambos habían recibido el
mismo soplo de vida, “nishmat
hayyim”, y fueron un alma viviente, “nefesh hayah” (Génesis
2:7), el día en que fueron creados. Ahora tenían cuerpos separados, y ésta
era la carne que debía volver a ser una. Ésta declaración conlleva una
enseñanza profunda: la pareja debe ser primero una en espíritu y alma,
luego puede ser una en la carne. Y
la mujer respondió a la serpiente: «Del fruto de los árboles del jardín
podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín,
Elohim ha dicho: “No comeréis de él, ni le tocaréis,
para que no muráis”». Este pasaje es bien conocido, y no es nuestro propósito en este estudio analizar su contenido. Lo que queremos subrayar aquí es que la mujer conocía el mandamiento de Elohim acerca del árbol del conocimiento. ¿Quién le habló sobre este reglamento? No podemos aseverar con certeza si el relato del capítulo 2 de Génesis está ordenado cronológicamente, pero si es así, leemos como sigue: HaShem Elohim mandó a Adam, diciendo: «De todo árbol del jardín
podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no
comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». Y dijo HaShem Elohim: «No
es bueno que Adam esté solo; le haré ayuda idónea para él». La Biblia dice que Elohim dió este mandamiento a Adam, antes que la mujer fuese formada. Pero la mujer lo oyó de la voz de Elohim, porque ella era Adam. Y vio la mujer
que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Éste es el gran pecado del cual la mujer es acusada. Ella causó la Caída. Ella es quien trajo la desgracia en el reino del hombre. Por esto la mujer debe ser condenada a la sumisión. Lamentablemente, ésto es lo que la mayoría de los predicadores afirman, y piensan tener fundamento bíblico! La Caída es vista desde una óptica negativa, pero también trajo consecuencias positivas que son generalmente ignoradas: estaba en los planes de Elohim que aconteciera la Caída. Notemos que el árbol no se llama “el árbol del conocimiento del mal”, sino “el árbol del conocimiento del bien y del mal” (el bien primero). Antes de la Caída, el mal no era conocido, y aparentemente todo era bueno. Pero no había un real, completo conocimiento del bien, no en todas sus manifestaciones. ¿Cómo podía el ser humano conocer lo que es el perdón, la misericordia, la gracia, la redención, y otras sublimes expresiones del espíritu y atributos del Creador? Éstos se pueden conocer sólo después de haber hecho el mal. Sin la Caída, el ser humano habría quedado como los espíritus angélicos, que no pueden experimentar tales manifestaciones, o como los animales. Fué la Caída que permitió al ser humano conocer que el Creador es Misericordioso, Perdonador, Redentor, Salvador, Justo. Fué la Caída que permitió al ser humano conocer la completa dimensión del amor, que incluye todas estas cualidades, que no pueden manifestarse sin que antes se haya hecho mal. La Caída fué el único modo por el cual al ser humano fué dada la posibilidad de conocer plenamente al Creador. Por lo tanto, así como la primera mujer es acusada de haber introducido el mal en el mundo, se le debería agradecer por habernos permitido el acceso al verdadero conocimiento del bien y de la completa dimensión del amor.
Entonces se abrieron los ojos de ambos, y conocieron que estaban
desnudos. ¿Qué
significa ésto? ¿Que la desnudez es mala? No; era la conciencia culpable
del ser
humano que hizo que lo bueno fuese visto como malo. Hasta ese
momento, ellos estaban en la presencia de Elohim en un estado de pureza, y
estaban desnudos. Cuando su relación con el Creador se rompió por su
desobediencia, también la relación entre hombre y mujer se rompió, y los órganos
físicos que consolidaban su unidad como una sola carne debieron ser
cubiertos. Ya no eran más uno con su Creador ni entre ellos.
Ellos reconocieron este hecho, y se sintieron indignos de seguir gozando
de la bendición del
Creador. Es claro que no era el sexo, sino la
relación rota, el verdadero resultado del pecado. Y
el hombre respondió: «La mujer que Tú me diste por compañera, ella me
dió del árbol,
y yo comí». Notemos la diferencia: primero, el hombre reconoció a la mujer como “hueso de mis huesos, y carne de mi carne”, ella era la otra parte de sí mismo; y ahora, el hombre acusa al Creador por haberle dado “la mujer por compañera”, como si ella le hubiese sido traída de alguna otra parte, y luego acusó también a la mujer, “ella me dió del árbol”. Es evidente que su unidad fué rota, como la primera consecuencia de su desobediencia: Elohim pasó a ser un extraño, Uno que impuso al hombre convivir con otro ser extraño que no tiene nada que ver con él! – El hombre olvidó que antes de que la mujer fuese formada, él no había hallado ninguna ayuda que fuese idónea para él. Y
a la mujer dijo: «Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus partos;
con dolor parirás los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se
enseñoreará de ti». Éste es otro verso de la Biblia que es malinterpretado y usado para justificar la sumisión de la mujer. Generalmente es considerado como una maldición sobre la mujer, pero en realidad, Elohim está anunciándole las consecuencias de la Caída, no maldiciéndola. El dolor en el parto es inevitable. Es la segunda sentencia que debe ser entendida: tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Ésta es una declaración de difícil interpretación si no se tiene en mente el cuadro completo. No es independiente de la primera acerca del parto, sino que está relacionada con ésta: tiene que ver con la sexualidad de la mujer. Hemos visto que ambas partes realizan un recíproco acto de dar y recibir, y así se completan entre sí: primero, ella es quien recibe la simiente del hombre, luego ella es quien dá una nueva vida. Ambas actividades tienen que ver con su deseo: disfrutar del placer y ser madre. Sucedió que después de la rotura de la relación, el hombre no tuvo más en cuenta el placer de su mujer, sino sólo el suyo propio. Como la realización sexual depende de la habilidad del hombre, entonces, su deseo será para su marido (que pueda complacerla), y él se enseñoreará de ella (porque él lo hace si quiere). Ésta ha sido la situación durante milenios: la mujer pasó a ser un objeto sexual del hombre, para darle placer dejándola insatisfecha. Sin embargo, esto no es lo que el Creador quería. Al contrario de la inmensa mayoría de las culturas mundiales, el judaísmo ha propuesto una solución a este problema según las Escrituras, estableciendo que el sexo no es un derecho del hombre sino un deber, y es un derecho básico de la mujer, llamado mitzvat onah, por lo cual al hombre se requiere que realice el placer de su mujer antes que el suyo propio, y debe también entender cuando ella lo está deseando y complacerla sin esperar que ella lo pida. El sexo es santo más allá del propósito de la procreación, como expresión de completa unidad, espiritual y física, de la pareja. Y
llamó Adam
el nombre de su mujer Havah, por cuanto ella era madre de todos los
vivientes. Es
sólo en este momento que el hombre dá un nombre a la mujer (la misma
cosa que hizo antes con los animales), y mantuvo el nombre original Adam
para sí mismo – o quizás permaneció sin nombre, o tuvo otro nombre propio
que no es mencionado? Notar que Adam está siempre precedido por el artículo
en el texto hebreo, ha-Adam. Y
conoció [el]
Adam a su mujer Havah. La relación entre hombre y mujer es restaurada. El verbo “conocer” aquí es yada’, que significa no sólo un conocimiento físico, sino una unión espiritual. Este verbo está relacionado con el término da’at, que es el tipo de entendimiento más desarrollado por el hombre – como binah es el de la mujer – y en el Árbol de la Vida es el conocimiento emanado desde lo alto, que trae unidad y conecta al entero reino en perfecta armonía. Adam-Havah, la primera mujer, todavía lleva la carga del juicio del mundo entero por causa del pecado del que es acusada. Ella ha sido desposeída de su posición de mitad igual y toda su descendencia femenina ha sido sometida por las nuevas reglas, que Elohim no estableció, y que la Biblia no aprueba. Sin embargo, ella debe ser reconocida por haber dado acceso a un nivel más alto de conocimiento y entendimiento, y a un significado más profundo del amor y de los caracteres que emanan del amor, como el perdón, la misericordia, la gracia, la redención.
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